Cada enero, millones de personas declaramos nuestros propósitos con grandes esperanzas: "Iré al gimnasio todos los días" o "no volveré a procrastinar". Sin embargo, a mediados de febrero, el entusiasmo se desvanece. De hecho, los estudios demuestran que el 80% de los propósitos de Año Nuevo fracasan a las pocas semanas. ¿Por qué ocurre esto? Porque los propósitos se centran en los resultados, mientras que los hábitos se centran en el proceso.
Si de verdad quieres crear un cambio duradero, es hora de cambiar de mentalidad: crea hábitos, no propósitos.
Por qué fracasan los propósitos
Los propósitos son emocionantes al principio. Son grandes, audaces y ambiciosas. Pero a menudo fracasan por tres razones fundamentales:
- Son vagas: "Ser más sano" es inspirador, pero ¿qué significa eso en el día a día?
- Dependen de la motivación: La motivación desaparece. Los hábitos, sin embargo, no.
- No tienen en cuenta los contratiempos: Los propósitos pueden parecer un "todo o nada", y un tropiezo suele llevar a abandonar por completo.
➡️ En lugar de establecer objetivos rígidos, céntrate en crear pequeños hábitos sostenibles que te lleven de forma natural hacia los resultados deseados.
El poder de los hábitos
Los hábitos son los cimientos de tu vida diaria. Los estudios demuestran que el 43% de las acciones son habituales, es decir, automáticas y no requieren una toma de decisiones activa. Cuando se hacen con constancia, los pequeños hábitos se convierten con el tiempo en cambios significativos.
Por ejemplo:
- En lugar de decir "estaré más seguro en el trabajo", comprométete a ponerte el EPI nada más fichar.
- En lugar de declarar: "Me pondré en forma", empieza con un paseo de 10 minutos después de cenar cada noche.
Cómo crear hábitos, no propósitos
1. Empezar con algo pequeño y específico
Los grandes propósitos pueden resultar abrumadores. En lugar de eso, divídelos en pequeñas acciones.
- Resolución: "Comer más sano".
- Hábito: "Añadir una verdura al almuerzo todos los días".
➡️ Las pequeñas acciones cobran impulso y parecen factibles, incluso en los días difíciles.
2. Vincular los nuevos hábitos a las señales existentes
Los hábitos se mantienen cuando están vinculados a algo que ya haces. Esto se conoce como el bucle del hábito, que consiste en:
- Pista: desencadenante del hábito.
- La rutina: La acción habitual.
- Recompensa: El refuerzo positivo que fomenta la repetición.
Por ejemplo:
- Cue: Suena tu alarma.
- Rutina: Ponte el EPI.
- Recompensa: La satisfacción de estar preparado para el día, y estar seguro.
3. Aprovechar el momento oportuno
Ciertos momentos son mejores para empezar de cero. Los estudios destacan 86 días de "nuevo comienzo" a lo largo del año, como los lunes, los primeros de mes o el inicio de una nueva estación. Aprovecha estos reinicios naturales para poner en marcha tus hábitos.
4. Centrarse en la repetición, no en la perfección
Olvídese del mito de que hacen falta 21 días para crear un hábito. Las investigaciones sugieren que puede llevar entre 18 y 254 días, dependiendo de la persona y del hábito. Lo más importante es la repetición. Cada vez que practicas un hábito, estás reforzando su vía neuronal.
5. Utiliza herramientas para mantener el rumbo
Las herramientas digitales como YOUFactors facilitan la creación de hábitos al proporcionar estímulos personalizados, microlearning lecciones y recordatorios de estado. Estas pequeñas intervenciones mantienen tus hábitos en primer plano, incluso cuando la vida se complica.
Hábitos clave: El efecto dominó
Algunos hábitos, conocidos como hábitos clave, crean un efecto dominó positivo en otras áreas de su vida. Por ejemplo:
- El uso de EPI en el trabajo puede desencadenar una mentalidad de seguridad más amplia, que le lleve a inspeccionar las herramientas y a seguir los protocolos con mayor diligencia.
- Hacer la cama por la mañana puede conducir a un entorno más limpio y organizado, y a un día más productivo.
Empieza con un hábito clave y observa cómo influye en tus otros comportamientos.
Crear hábitos, no propósitos: Un nuevo enfoque
Este año, olvídate de los grandes propósitos y céntrate en pequeños hábitos prácticos.
- No busques la perfección. Intenta ser coherente.
- Utilice herramientas como YOUFactors para reforzar tus hábitos con avisos y recordatorios oportunos.
- Celebre el progreso, no la perfección, y recuerde: un cambio duradero es un maratón, no un sprint.
Al crear hábitos en lugar de propósitos, crearás una vida en la que las acciones positivas se producen automáticamente y el éxito se convierte en algo natural.